25 de febrero de 2013

Los Miserables

La archiconocida obra de Víctor Hugo, salvo por los que se meten en el cine pensando que van a ver una de miedo por la portada, vuelve a ser trasladada al cine esta vez de la mano de Tom Hooper, director de la oscarizada El discurso del Rey, esta vez en forma de musical.

La trama versa sobre la vida de Jean Valjean, un pobre diablo que tiene la suerte de vivir en una época en la que por robar una barra de pan te pueden caer 5 años de prisión, casi 20 si te intentas fugar. El destino lo sacará de la mendicidad y conseguirá labrarse un nombre, siempre a la sombra de su perseguidor Javert, un implacable miembro de la justicia francesa que poco a poco irá cerrando el cerco sobre su persona y libertad.


Tras un comienzo muy prometedor, con unas secuencias fantásticas y dinámicas, debo reconocer que personalmente el resultado no me ha llegado a convencer.

Sin duda la obra da mucho juego en cuanto al retrato de esa sociedad francesa del 1800. Sucia, pobre, en definitiva miserable en muchos sentidos, sin olvidar esa dualidad entre la justicia, el bien y el mal, el amor y todos esos elementos que conjugados con una especie de cacería por parte de algún personaje hacen la historia muy interesante, a priori.
El problema en mi opinión radica principalmente en la esencia de la cinta, en que es un musical que avanza a un ritmo muy desigual, regalando momentos ciertamente inspirados como el Dreamed a Dream o con fuerza como Confrontation, que me gustó bastante en su parte final y alguna que otra canción que deja destellos interesantes o llamativos. Pero siendo honestos, ni siquiera la citada Dreamed me pareció tan maravilla como algunos la pintan, y el resto, me provocó bastante indiferencia. Tampoco ayuda que pasados los primeros minutos, visualmente no sorprende salvo en algún que otro pasaje, resultando poco impactante y volviendo a ser reiterativa, me dejó un deja vu entre alguna que otra escena en más de una ocasión.

Tampoco diré que es una soberana basura, tiene sus buenos detalles y creo que no es fácil trasladar la obra de Hugo, o más bien el musical, a la pantalla grande, pero en mi opinión le falta esa chispa que te remueve y provoca sensaciones que parecen empujarte hacia los protagonistas, a ser partícipe de su historia a pesar de ver que son "tipos" cantando en una película ya que, ya sea en el cine o en el teatro, ambos entornos deben saber trasladar su propia esencia para que el público la recoja, y saber jugar con los trucos que en este caso el cine puede facilitarte, imprimiendo onirismo o mayor carga emocional mediante la fotografía en una elipsis temporal o dejando al espectador seco en una secuencia impactante, por poner algunos ejemplos.

Un saludo!

23 de febrero de 2013

Un extraño acontecimiento

El sakura es un acontecimiento nacional en Japón, es ese momento que la mayoría de las familias niponas esperan pacientemente durante meses para poder disfrutar durante un brevísimo espacio de tiempo de la floración del cerezo.
Es un símbolo nacional por el que se preparan concienzudamente para que todo salga perfecto, para ver esos brotes danzar río abajo, para esa puesta de sol con un viento que transporta copos rosáceos por todas partes, una nieve que no cala, que no les constipa y que les provoca esa sensación tan buscada de frenesí contenido y propio, personal e intransferible.


Esta misma mañana, a más de 10000 kilómetros de distancia amanecíamos en algunas regiones litorales con un manto blanco que en nuestro caso en muchas ocasiones puede provocar el caos, pero esta vez a surgido como un regalo mañanero, que ha durado escasas horas y que el sol ha terminado por llevarse dejando vagamente un recuerdo de montañas cubiertas, calles brumosas y parques que poco a poco iban tomando un color dorado a primeras horas de la mañana gracias a esos tímidos rayos de sol que finalmente han prevalecido sobre espesas nubes tormentosas.


El destino ha querido que me topara mientras viajaba en tren con un artículo en Jot Down sobre precisamente el sakura tokyota. La gente que me he topado por la calle y que me rodeaba en ese momento parecía disfrutar de ese paisaje gélido pero plácido, sin lluvias azotadoras ni carreteras saturadas de conductores atormentados por intentar llegar cuanto antes a su destino. Ese fugaz sentimiento es algo parecido a lo que los nipones experimentan cuando llega tan esperado momento, claro que allí hasta se preparan con meses de antelación y reservan incluso el restaurante con las mejores vistas sobre el río que más pétalos transporta. En cierto modo, hoy se puede considerar como un regalo para la vista y los sentidos el poder amanecer y disfrutar de tan dispar regalo en una región litoral en la que es una rareza, una anomalía, un extraño acontecimiento.

Have You Ever Seen The Rain - Creedence Clearwater Revival


Un saludo!

18 de febrero de 2013

The Master

El director de Magnolia y Pozos de Ambición Paul Thomas Anderson nos presenta la historia de un soldado que tras finalizar la Segunda Guerra Mundial vuelve a casa con algún que otro desequilibrio mental. El destino lo pondrá en el camino de una especie de predicador que lo tomará como discípulo y viajarán difundiendo su creencia.

Joaquin Phoenix junto a Phillip Seymour Hoffman sin duda forman el eje central de esta historia que parece estar basada en la Cienciología, aunque la verdadera naturaleza del film no es otra que la de ser un fantástico escaparate interpretativo para ambos, mientras se desmenuza la esencia del ser humano desde un prisma sectario tras el telón de la guerra y las posibles fatales secuelas de quien participa en ella.


La factura técnica es soberbia en casi todos sus apartados, la música, la fotografía, los intensos primeros planos...todo está rodado con maestría y no deja cabo suelto. Sin duda Anderson consolida una técnica que ya era cojonuda en Pozos y que aquí se presenta reposada, más calmada, sin recurrir a escenas de excesivo clímax como en aquella.
El problema básicamente es que se puede llegar a hacerse tediosa.

No estamos ante El Topo, ni mucho menos. La trama no es un baile de nombres, suposiciones y deducciones en silencio, en sí es bastante simple y gracias al dúo protagonista ayuda a que nos mantengamos enganchados, pero ciertamente llegados a un punto de su camino (porque en la cinta no existe un desarrollo, nudo y desenlace) puede que el viaje pierda cierto interés y comencemos a removernos en el sillón ante la falta ritmo.
Ver a Phoenix y sus salidas de tono junto a la verborrea de Hoffman se convierte en el único aliciente, pero le falta chispa en mi opinión.

Se ha comentado mucho que la cinta critica y se basa en la Cienciología, el caso es que se nutre de ella para jugar con el perfil psicológico de Phoenix, pero bien podría ser cualquier otra causa o ideología, el caso es dar a entender cómo una persona machacada psicológicamente por la guerra, por traumas o por rechazo social, puede ser totalmente controlado por cualquiera que se proclame a sí mismo maestro.

Un saludo!

11 de febrero de 2013

Dredd 3D

Ha llovido bastante desde que en 1995 Danny Cannon presentara a Sylvester Stallone embutido en aquél traje mezcla del Batman de Adam West y Ángel Cristo. Aquella aberración pretendía ser el típico entretenimiento ochentero pero tuvo la mala fortuna de presentarse en los 90, donde comenzaba a estar mal eso de mostrar demasiada casquería, fumar en pantalla y ojito con la calificación por edades.

El resultado fue un bodrio que enfureció a casi todo Dios, sobre todo a los amantes del cómic en que se basa.

Peter Travis es el elegido en esta ocasión para intentar devolver el brillo a esta franquícia de la mano esta vez de Karl Urban, que como mínimo es fiel al relato original y respeta el hecho de que el casco jamás se separe de la cabeza.


La historia nos sitúa en un futuro distópico en el que la costa este de Estados Unidos se encuentra superpoblada en una urbe interminable llamada Mega-City 1 y en la que hay más chorizos que panes, básicamente.
Ante tal caos surgen los jueces, encargados de impartir in situ la ley.

Así vemos como los dos protas, Dredd y una novata con poderes psíquicos se enzarzan en la investigación de un asesinato múltiple en uno de los rascacielos de la ciudad, encontrando una serie de "problemas" que provocará la ensalada de tiros.

El film no está carente de bondades, pero lamentablemente por cada una de ellas podemos encontrar también numerosos agujeros de guión, lo que hace que al finalizar, el sabor de boca que deja es algo amargo.

Por un lado tenemos un mundo bien construido, una premisa interesante y cierto ritmo que no se detiene en algunas obviedades para dar paso a la acción y al entretenimiento, que es de lo que básicamente se trata aquí.
Dredd resulta sólido, el personaje mola y es fácil sentir empatía con su brutal manera de proceder y con su "I am the law". No tanto su acompañante que sirve principalmente como canalizador de humanidad para que el bueno de Dredd no tenga que sufrir esos desvaríos y se pierda su férreo rol.
El efecto slow-motion es vistoso y además de ser un bonito recurso se integra a la trama como un elemento más y no para ser la típica chorrada metida con calzador para justificar el 3D (además).


Pero los problemas de Dredd comienzan una vez que sientes cierta sensación de deja vu conforme avanza la trama. Sensación de redundancia en las estancias, sensación de vacío y sensación de acciones extrañas o incongruentes en forma de agujeros de guión o situaciones poco afortunadas en cuanto a resolución.
Estos problemas pesan demasiado una vez finalizada y enfurece más todavía porque con un poco más de cuidado quizás podría haber dado como resultado un título muy a tener en cuenta. Los problemas de este título comienzan en el mismo momento en que para tener tirón se le encasqueta un 3D a un título que queda bien como Dredd.

Un saludo!

4 de febrero de 2013

Life of Pi

No es tarea sencilla enfrentarse a esta obra de Ang Lee. Podríamos tanto tacharla de facilona como de profunda, podemos decir que es espectacular pero que los "cuadros" se muestran demasiado irreales, incluso considerarla excesivamente religiosa cuando probablemente sea una de las cintas que más respetan a todo tipo de espectadores, a pesar de utilizar como hilo conductor la fe de sus protagonistas.

Pi es un chaval hindú cuya familia regenta un zoo y que un buen día se ven obligados a emigrar hacia Canadá en busca de prosperidad. Durante la travesía en barco, sufrirá un naufragio.


La premisa es simple, el fondo es bastante más complejo.
Para situarnos en el contexto correcto, quizás sería necesario conocer un poco la orgía multicultural creyente que existe en India y el caos en el que viven ya desde muy pequeños ante el problema de las castas, la religión y esa amenaza intrusiva que les viene por oriente y occidente y que hace que la juventud cada vez tenga un cacao mental considerable a la hora de centrar sus ideas.
Este contexto sirve de pistoletazo para presentar a su protagonista y su tendencia por intentar conocer cualquier tipo de religión, practicarla y sentirse en comunión con todo ser vivo.

Durante los primeros minutos nos introduce en el mundo "terrenal" de Pi para poder entender un poco su personalidad y poco después pasaremos al plano aventurero y onírico en su dura travesía. Aquí comenzará la vorágine de efectos especiales, músicas que nos transportarán a un plano de éxtasis en alguna que otra ocasión y en definitiva a disfrutar de escenas rodadas con una elegancia casi plástica.


Se hace difícil escoger alguna captura de esta cinta por lo preciosistas de muchas de ellas. Esta en concreto me parece de una presencia y elegancia que sólo un animal como el tigre puede transmitir.

Una vez superado el trauma de tanto colorín, comenzará su tercer acto, en el que queda por definir el sentido de la película y en el que el espectador decidirá si todo a sido una pantomima, si simplemente ha sido un entretenimiento más o si por contra ha conseguido ver más allá de las líneas argumentales para poder llevarse consigo un viaje fantástico y una visión amable del entendimiento universal.

En mi caso no llega a tales extremos, pero sí me ha gustado mucho la forma de presentar una preciosista fábula en la que tiene cabida desde el mayor de los agnósticos hasta el creyente más acérrimo, y creo que el trabajo en ese sentido cierra muy bien el círculo, dejando un muy buen sabor de boca.

Sin duda los efectos especiales y la preciosidad de algunas escenas es un punto muy a tener en cuenta, siendo uno de los trabajos que, junto a obras del tipo La invención de Hugo, merecen pagar esos dineros de más para poder experimentar el "viaje" en su máximo potencial en su versión 3D.

Muy recomendable.

Un saludo!