Gravity es una de esas cintas especiales para mí, que afloran muchos sentimientos.
El género de la ciencia ficción es mi debilidad, pero más allá de este aspecto, la cinta de Cuarón me acompañó durante años en un peculiar y personal camino.
Su inspiradora banda sonora, de la mano de Steven Price, puso la guinda a uno de los cierres más emotivos que recuerdo en el cine.
Desconozco lo que tenía en mente Cuarón y su hijo cuando escribieron el guión, pero para mí la cinta es un claro ejemplo de la crudeza de la naturaleza, de la suerte que tenemos de estar aquí, de la carambola que es nuestra existencia y de nuestra capacidad de supervivencia.
La escena final es todo un parto en el espacio, como ya comenté en la crítica; es una lucha titánica de supervivencia por parte de una persona que lo ha perdido todo en esta vida, empezando por su propia hija a la que recuerda emocionada, se aferra a ella para seguir con vida, mientras atraviesa la atmósfera en mitad del caos y un millón de dificultades, como una suerte de fecundación que finalmente acaba en un nuevo nacimiento, y en los primeros pasos en este mundo...
Quizás sólo sea un thriller espacial, catastrófico y de supervivencia, pero para mí es un cierre magistral, emocionante y emotivo, con el temazo de Shenzou de fondo, con ese "tun tum" a modo de corazón que te cala hasta las entrañas, para acabar con el tema de Gravity que arropa de forma ascendente ese renacer.
